La inteligencia artificial es el tema de moda y, en los últimos meses, se ha puesto el foco en las diferencias entre la traducción automática y la traducción humana. Muchos curiosos se animan a explorar las posibilidades que ofrece la IA, con lo que surge la pregunta de si la traducción es otro más de los oficios que las máquinas acabarán reemplazando.
Antes de asomarse al mercado internacional, hay pasos previos que las empresas deben cumplir, como traducir la información sobre sus productos o su página web a otros idiomas. No obstante, no siempre se le reserva un hueco en el presupuesto. De ahí que el coste y la inmediatez conviertan a la traducción automática en una opción cada vez más atractiva, incluso por encima de la traducción humana. Pero ¿de verdad es tan efectiva como una traducción profesional? En este artículo, analizamos las diferencias entre la traducción automática y la traducción humana para conocer sus características.
¿Cómo funciona la traducción humana?
Como su nombre indica, la traducción humana está hecha por traductores profesionales que aplican sus conocimientos y experiencia en traducción. La traducción humana crea una interpretación del contenido original, reescribiendo y reorganizando palabras y frases para que la traducción suene como si el texto se hubiera escrito directamente en ese idioma. Conserva la esencia del contenido, algo que solo es posible con un traductor humano que conoce las cuestiones culturales y lingüísticas de la lengua a la que traduce (llamada «lengua meta»), el tono y las frases idiomáticas que puedan aparecer en el texto original.
Dependiendo del propósito y las características del contenido original, hay varios tipos de traducción diferentes según las necesidades y los objetivos de la traducción. Por ejemplo, no es lo mismo el manual de instrucciones de una lavadora que unos subtítulos de para una serie de televisión o el eslogan impactante y memorable de una marca. Algunos tipos, como los textos de marketing, exigen reescribir o cambiar por completo el mensaje o el contenido para que funcione para el nuevo público, algo que la traducción automática no tiene en cuenta.
En otras palabras, la traducción humana es más precisa porque comprende el contexto y los matices culturales y adapta el mensaje a la cultura y las características del público objetivo. Esto es crucial en sectores como el marketing o el comercio electrónico, en los que se busca aumentar la visibilidad la marca a través de estrategias como el posicionamiento en buscadores (SEO). Un traductor humano estudia los términos de búsqueda que utilizan los clientes y los inserta de manera natural en el texto para no perder ni un clic.
¿Cómo funciona la traducción automática?
La traducción automática se basa en la inteligencia artificial (IA), que aprende continuamente del flujo de datos que recibe. Existen muchos motores de traducción automática gratuitos, como Google Translate, Microsoft Translator, DeepL Translator y Yandex Translate, aunque suelen estar muy limitados y se necesita una suscripción para traducir textos más largos.
Los traductores automáticos no son capaces de comprender el contexto cultural de un texto. Desgranan el texto para su traducción, buscan equivalentes en su base de datos y compilan el resultado en la lengua meta, sin tener en cuenta el contexto del original ni el público destinatario. Por eso, la inteligencia artificial no es tan precisa al traducir el lenguaje coloquial o expresiones idiomáticas específicas de determinadas culturas y regiones.
Además de las cuestiones lingüísticas, otro aspecto a considerar es la confidencialidad de los textos que se alimentan a la máquina. Los servicios de traducción automática no está sujeta a acuerdos de confidencialidad, como sí ocurre con los traductores humanos. Por ejemplo, según las condiciones de servicio de Google, utilizar Google Translate permite a Google «alojar, reproducir, distribuir, comunicar y usar tu contenido», lo que le concede un uso ilimitado del texto y la información que recoge.
¿Qué tipo de traducción es mejor?
Entonces, ¿por qué existe la traducción automática si las traducciones humanas son mejores? Para empezar es mucho más barata (no hay costes de mano de obra) y, además, es instantánea. La traducción automática es muy útil cuando se necesita de forma inmediata y no está pensada para publicarse ni dirigirse a ningún público concreto, pues nos ayuda a entender el significado general de un texto en otro idioma sin que la traducción tenga que ser perfecta. Algunos ejemplos son mensajes informales con amigos extranjeros, reseñas de clientes en el perfil de un negocio en Google o publicaciones de otros usuarios en las redes sociales.
Cuando la precisión es vital y la reputación de una marca está en juego, la mejor opción es que un traductor profesional se ocupe de traducir cualquier material dirigido al público. Idealmente, se puede contar con otro lingüista para revisar y pulir el texto.
Esencialmente, la decisión final depende de las necesidades y preferencias de cada empresa, pero si tu prioridad es la calidad, cuenta con un traductor humano y experimentado, nativo del idioma de llegada y, a ser posible, especializado en el sector. Cumplir todos los requisitos te costará más y te llevará más tiempo, pero sin duda obtendrás una traducción de gran calidad, infinitamente mejor que cualquier otra hecha exclusivamente con traducción automática.